Por PHILIP MARCELO
BOSTON / Agencia AP
Boston, incitada por la llegada de la aplicación móvil Haystack, prohibió recientemente los servicios que permiten a la gente ofrecer a la venta sus espacios en estacionamientos públicos. Ahora el Concejo del Ayuntamiento estudia imponer restricciones a los servicios de traslados compartidos como Uber, Lyft y Sidecar y las páginas de hospedaje como Airbnb, HomeAway y FlipKey, que permiten a los usuarios rentar residencias privadas para estancias breves. Del otro lado del río, en Cambridge, hogar de Harvard y MIT, los funcionarios han tratado por años de restringir los traslados compartidos.
De Nueva York a San Francisco, las ciudades han estado enfrentando las mismas dudas y desarrollando soluciones que van de la prohibición rotunda a la implementación de requisitos mínimos de seguridad. En el centro, aseguran funcionarios, el tema es sobre el equilibrio entre la seguridad pública y la supervisión gubernamental ante la creciente popularidad de los servicios.
Pero las nuevas compañías subrayan que los intentos de fijar reglas resultan irónicos en muchas de las ciudades de gran dependencia tecnológica que han creado su reputación en gran parte por estar a la vanguardia.
«Para una ciudad conocida por su innovación y su carácter progresista, es alarmante que Cambridge se aferre tan ciegamente al pasado», escribió Uber en su página de internet en junio mientras pedía a sus seguidores manifestarse contra las regulaciones.
Andrea Jackson, presidenta de la Comisión de Licencias de Cambridge, dijo que Uber simplifica de más los desafíos que las estrategias de las compañías emergentes representan para la ciudad.
«Sabemos que es muy probable que estas cosas han llegado para quedarse», dijo. «Mi única preocupación es que sean seguras. Quiero garantizar que los conductores hayan sido sometidos a revisiones de antecedentes. Quiero garantizar que cuentan con un seguro adecuado».
Otras ciudades han impuesto requisitos de seguridad. Las autoridades de Chicago, por ejemplo, han impuesto cuotas para la obtención de permisos y exigen que las compañías de traslados compartidos realicen revisiones de antecedentes, inspecciones vehiculares, pruebas de manejo y pruebas de detección de consumo de drogas a sus empleados. Las compañías también deben obtener una cobertura de un millón de dólares de responsabilidad de vehículos para uso comercial.
El vocero de Uber, Taylor Bennett, dijo que la compañía comprende la necesidad de regulaciones más estrictas pero desafiará los intentos por proteger la industria de servicio de taxis local.
Brooks Rainwater, de la Liga Nacional de Ciudades, que ayuda a las autoridades de las ciudades a desarrollar estrategias para abordar estos nuevos servicios, dijo que no es de sorprender que las batallas más férreas se presenten en ciudades de gran desarrollo tecnológico como Boston y Cambridge.
«Es realmente un reflejo de los cambios culturales que suceden en las ciudades mundialmente. Mientras la sociedad se acelera, la gente espera que los servicios satisfagan sus necesidades», aseveró Rainwater.