Fernando Mollinedo C.
Abordo el tema de las personas que escamotean e incumplen sus obligaciones sociales, tributarias, religiosas y familiares; pero, EXIGEN RESULTADOS Y VOCIFERAN CONTRA LAS AUTORIDADES. Miran la paja en el ojo ajeno y se hacen los babosos con el leño en el propio lo que no les permite ver el horizonte.
Se vino el invierno, llueve a cántaros y se tapan los tragantes; ¿a quién responsabilizamos? ¿Tu Muni o la población? Tu Muni por no limpiar en el verano todas las porquerías que la población arroja a la calle y la población por no tener el respeto ni la cultura elemental para no hacerlo.
Demostramos que somos muy «cabrones» en el sentido de no cumplir las reglas de tránsito, aceleramos en amarillo, rebasamos en curva, nos paramos donde nos da la gana y nos pasamos los semáforos en rojo para ganarle un segundo a la vida poniéndonos en peligro de sufrir un percance y afectar a otras personas.
No pagamos los impuestos a que estamos obligados porque argumentamos que «todo se lo huevean los funcionarios»; hasta cierto punto es cierto, pero para exigir el cumplimiento de las obligaciones del Estado es necesario cumplir con nuestras obligaciones tributarias, de esa forma ejerceremos el derecho de petición con fundamento legal, ético y moral.
Los creyentes de distintas «denominaciones religiosas» oriental, occidental, del este o del oeste, de en medio, de arriba o de abajo, siempre le «piden» a su deidad que le proporcione salud, dinero y amor, pero ¿qué hace para merecerse tales situaciones? ¿Cumple con sus obligaciones religiosas, sean cual fuera o es magnífico «merecedor» de su piedad y benevolencia? Sea cual fuese la respuesta en ese rubro, supongo que se debe cumplir para «pedir» ¿o no?
En las relaciones familiares, ¿se cumplen las obligaciones primarias de atención al hogar? ¿Pago de agua, luz, teléfonos, basura, cable, el «fiado» en la tienda, uso racional y pago de la tarjeta de crédito, colegio y bus escolar entre otros? De no hacerlo así, nos cortan esos servicios esenciales; vociferamos porque no les dan examen a nuestros hijos, pero debemos más de seis meses de colegiatura, ¿Entonces, por qué nos quejamos, si nosotros somos los únicos responsables?
¿Llega a tiempo a su trabajo o porque trabaja en el Estado «le persigna» llegar tarde? Al fin y al cabo a fin de mes tendrá su pisto completo. ¿Es usted de esos o de los que llegan temprano porque trabaja en la iniciativa privada, donde los «echan» por llegar tarde? ¿Estudió lo suficiente para aprobar el examen o llegó pidiéndole a «su dios» que lo ilumine y que el profesor se «apiade» de usted?
¿Tomó las precauciones necesarias para que no le digan «papá»? ¿Sale con tiempo suficiente para no llegar tarde a sus compromisos o culpa al piloto del bus o al tráfico por ir muy «choyudo»? ¿Camina sin joyas y no habla por teléfono donde hay aglomeración de personas?
Sería la de no acabar el enumerar tantas faltas que tenemos como personas y ciudadanos, pues somos irrespetuosos con el sistema ambiental, con las leyes, reglamentos, usos sociales y religiosos, pero EXIGIMOS EL DEBIDO CUMPLIMIENTO A NUESTROS DERECHOS. ¿Entonces?