Juan Francisco Reyes López
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El escozor que el Informe de Desarrollo Humano 2015-2016 ha producido es innegable, el mismo se puede comprobar en la opinión de varios analistas o columnistas de formación liberal.
Uno de esos ejemplos son las opiniones que recientemente se vertieran en un programa televisivo donde “el analista y catedrático” Edgar Ortiz se permitió pedirles al presidente de la República Jimmy Morales y al vicepresidente Jafeth Cabrera, que congelara el salario mínimo en Guatemala por los próximos diez años.
En contraste, por qué no le pidió, que se congelaran los precios de la Canasta Básica, los huevos, el pollo, el espagueti, el aceite y demás productos que elaboran dos grupos que patrocinan la universidad donde él es catedrático
Por qué no aceptar y comprender que los salarios mínimos son una garantía para que todos los empresarios le trasladen parte de la riqueza al recurso humano sin el cual sus empresas no podrían existir, no podrían funcionar
Les agrade o no, las cuatro veces que se aumentó el salario mínimo del año 2000 al 2004, dos de los cuales fueron firmados por el presidente de la República Alfonso Portillo y dos fueron firmados por el vicepresidente de la República en funciones de presidente, Juan Francisco Reyes López, fueron y serán un acto de justicia social superior a cualquier programa de subsidio social; por cuanto, al aumentar los salarios mínimos no se lo puede “robar” ni manipular políticamente nadie, ya que ese incremento queda saber utilizarlo a discreción de cada trabajador y su familia; distinto es que malos guatemaltecos sustraigan ese aumento en algunos de los departamentos.
El presidente Jimmy Morales y el vicepresidente Jafeth Cabrera tendrán la obligación y la necesidad de concretar en el mes de diciembre su política social, aumentando o no adecuadamente los salarios mínimos. Si tienen alguna duda basta ver lo que públicamente han manifestado los candidatos a la Presidencia de la República del Partido Demócrata en los Estados Unidos, donde la actual candidata Hillary Clinton acepta que el salario federal mínimo de siete dólares la hora (Q372.40) debe incrementarse hasta diez dólares la hora. Esa medida no solo redistribuye la riqueza en Estados Unidos sino continúa siendo el principal imán para que los guatemaltecos y otros latinoamericanos continúen emigrando legal o ilegalmente a Estados Unidos.
Por consiguiente, frenar la inmigración de los cientos de miles de hombres, mujeres y niños hacia una zona europea es como pretender que un niño, una mujer o un hombre con hambre vean una canasta de alimentos que puede estar a su alcance y no trate de tomarla.
Que adecuado sería que en los debates televisivos de los diferentes canales se diera la invitación a quienes opinan de diversa manera y no solo a aquellos queridos por la cúpula económica, como también lo es el “simpático y elegante” Pedro Trujillo quien por supuesto es solo vocero del grupo económico que lo trajo a Guatemala, que lo nombró catedrático y que tiene absoluto control de él y de sus opiniones.
Sin justicia social no hay paz, todas las universidades deben de impartir no una corriente económica sino todas las que existen en el mundo y así darle la oportunidad a sus estudiantes de conocer la verdad y a través de la misma ser libres, soberanos e independientes.
¡Guatemala es primero!