Madrid
DPA
La posible investidura del conservador Mariano Rajoy como jefe del Gobierno español estuvo hoy muy presente en los actos de la Fiesta Nacional de España, que por primera vez en la historia de la democracia se celebró con un Ejecutivo en funciones.
Aunque los protagonistas fueron, como es habitual, los reyes Felipe VI y Letizia, las miradas se posaron también sobre el propio Rajoy y los dirigentes políticos que protagonizan la inédita situación de bloqueo que vive el país, sin Gobierno desde hace casi diez meses.
Uno de los momentos más esperados fue el del encuentro del jefe del Gobierno en funciones con Javier Fernández, quien hace unos días se puso al frente de la gestora que lleva las riendas del Partido Socialista (PSOE) tras la dimisión de su líder, Pedro Sánchez.
El PSOE, la principal fuerza de la oposición, tiene la llave de un Gobierno encabezado por Rajoy, ya que su Partido Popular (PP) no tiene mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados a pesar de ganar las elecciones y necesita apoyos para investir al conservador.
Desde hace meses, Rajoy pide al PSOE que le permita gobernar con una abstención en la votación de investidura, que podría celebrarse la última semana de octubre en el Congreso de los Diputados. La decisión a adoptar dividió a los socialistas en dos y provocó la caída de Sánchez. Desde entonces, Fernández es el interlocutor de Rajoy.
Pese a la expectación levantada, pocos detalles se conocieron hoy sobre lo que ocurrirá en las próximas semanas, que seguro marcarán el futuro político del país, que tiene hasta el día 31 para formar Gobierno y evitar unas nuevas elecciones, las terceras en un año.
«Lo mejor que puedo hacer es estar callado», dijo hoy Rajoy en una charla informal con periodistas.
Los actos de la Fiesta Nacional arrancaron durante la mañana con el tradicional desfile militar que tiene lugar cada 12 de octubre en el centro de Madrid y que en esta ocasión quedó deslucido por la lluvia, que obligó a reducir la exhibición aérea.
Tras el desfile, en el que participaron unos 3.400 militares y guardias civiles, los reyes ofrecieron la tradicional recepción en el Palacio Real de Madrid a un millar de invitados.
La celebración de la Fiesta Nacional de España suele levantar la polémica en la región de Cataluña, donde una parte de la población no se siente identificada con ella y otra la reivindica.
Hoy, unas 5.000 personas salieron a la calle en la capital de la región, Barcelona, en defensa de la unidad de España en medio del desafío independentista impulsado por el Gobierno de Cataluña, cuyo parlamento dio la semana pasada un nuevo paso hacia la secesión al aprobar una resolución que contempla un referéndum en 2017.