Por NICHOLAS RICCARDI y SCOTT BAUER
KANSAS CITY, Missouri, EE. UU.
Agencia/AP
Ambas son setentonas y viven en Kansas City. Una es blanca y tiene un buen pasar, la otra es negra y de escasos recursos.
Adivine cuál de las dos se siente más optimista respecto al futuro del país y el de sus nietos.
Lo más probable es que se equivoque.
Las elecciones presidenciales de noviembre sacaron a la luz una paradoja: en el plano económico, a los negros y los hispanos les va mucho peor que a los blancos, pero las encuestas revelan que las minorías tienden a creer más en el sueño americano que los blancos. Y se sienten menos nerviosos respecto al resultado de los comicios.
Carole Ramsey, de 71 años, sabe que ha sido afortunada. Se casó con un exitoso abogado, crió a sus hijos en un exclusivo suburbio de Kansas City y, ya jubilada, lleva una cómoda vida y viaja mucho.
«Hice una buena vida», admite Ramsey, quien es blanca, en un centro comercial caro de Leawood, Kansas. De todos modos, afirma que votará por Donald Trump porque teme un estancamiento económico y el terrorismo mundial. «Nuestros hijos no podrán vivir como lo hicimos nosotros, eso es seguro».
Ethel Tuggle, de 72 años, apoya a Hillary Clinton y una de las principales razones para ello es que las circunstancias de sus hijos indican que la vida ha mejorado para su familia. «En sus primeros trabajos ganan 15 o 20 dólares la hora. Yo jamás vi tanto dinero», dice Tuggle, quien es negra y trabajó en la construcción para el gobierno municipal hasta que unas lesiones la obligaron a jubilarse tempranamente.
Tuggle se muestra sorprendida por los progresos que presenció desde su infancia en una zona rural de Missouri, donde no se le permitía entrar a las zapaterías y tenía que hacer un dibujo de su pie en un papel para que el vendedor buscase calzados a su medida. Sus nietos, en cambio, tienen el primer presidente de raza negra.
Un elemento que incide en la brecha entre el optimismo de las minorías y el pesimismo de los blancos es la ideología política: negros e hispanos son abrumadoramente demócratas y tienden a sentirse más optimistas cuando hay alguien de ese partido en la Casa Blanca.
Pero hay indicios de que las diferencias son más profundas y rebasan los partidos y la presidencia de Obama. Desde el 2002, mucho antes de la elección de Obama en el 2008, estudios de NORC en la Universidad de Chicago revelan que los blancos de todos los partidos y todos los niveles de ingresos tienden a dudar que sus niveles de vida vayan a mejorar. Negros e hispanos, por su parte, piensan que les espera un futuro mejor.
«Hay un trasfondo racial y étnico en esto, no es algo relacionado con la educación, los ingresos o los partidos», sostuvo Jennifer Benz, de NORC. «La pérdida de optimismo de los blancos es lo que hace que la brecha entre los blancos y las minorías sea la más grande en mucho tiempo».
En una consulta de junio de AP-NORC, el 62% de los negros dijo que confiaban en un futuro mejor y solo el 40% de los blancos opinaron lo mismo. Un 53% de los negros y un 48% de los hispanos dijeron que la economía estaba «bien». Solo el 37% de los blancos coincidieron.
El optimismo de las minorías parece contradecir las realidades económicas. El ingreso promedio de un hogar blanco es de 71 mil 300 dólares anuales, comparado con los 43 mil 300 dólares de los negros.
De todos modos, las minorías han registrado progresos, mientras que los blancos no.
Según información del censo, los ingresos de los hombres blancos subieron apenas un 3% desde 1973 y el de los negros un 12% (los ingresos de las mujeres han aumentado marcadamente desde comienzos de la década de 1970, en que se incorporaron plenamente a la fuerza laboral).
Muchos hispanos han visto aumentar sus ingresos. El Institute for Policy Studies señaló que hubo un aumento del 69% en los últimos 30 años. Ese incremento, de 98 mil dólares por hogar, no obstante, es muy inferior al de los blancos, que fue de 656 mil en ese período.
«Si estás en la parte baja de la escala y subes, te sientes mucho mejor respecto a tus perspectivas que si estás arriba y desciendes», expresó el encuestador demócrata Mark Mellman.
Hay un terreno en el que los negros se muestran más pesimistas que los blancos: las relaciones raciales y la policía. Los negros, sobre todo los más jóvenes, expresan gran frustración ante las matanzas de varias personas negras por parte de la policía en tiempos recientes.
Al mismo tiempo, las grandes manifestaciones de protesta generadas por esos episodios pueden ser vistas como algo positivo, según Andra Gillespie, profesora de ciencias políticas de la Emory University de Atlanta.
«Antes no veías gente en las calles exigiendo justicia si no tenían esperanzas de cambiar las cosas», dijo Giillespie.
Andrew Cherlin, sociólogo de la Johns Hopkins University, dijo que la gente tiende a evaluar sus propias perspectivas en base a las experiencias de sus padres.
«Cuando los blancos miran hacia atrás, se comparan con una generación a la que le iba mejor», expresó Cherlin. La discriminación que enfrentan hoy negros e hispanos es menor, por lo que «se comparan con una generación a la que le fue peor».
Doug Haag, un blanco de Milwaukee de 59 años, opina que ya no hay seguridad laboral. Trabaja para el estado desde hace 18 años pero se describe como alguien de «clase media-baja» que no puede irse de vacaciones ni salir a tomar algo son sus amigos.
«La clase media desapareció, la verdadera clase media», sostuvo Haag. «Ya no hay lealtad de parte de las empresas ni de los empleados».