Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

La mayoría de los ciudadanos que concurrimos a votar, a elegir, y lo hicimos por el binomio que integra el presidente Jimmy Morales y el vicepresidente Jafeth Cabrera, lo hicimos sabiendo de la poca experiencia política partidaria que ambos tenían, sabiendo que el partido que los postulaba no tenía mayor trascendencia y que su candidatura no se encontraba vinculada ni subordinada a ninguno de los grupos de poder que directa o indirectamente han tratado de gobernar en los últimos 30 años de democracia relativa en Guatemala.

Ello implicó que el binomio presidencial no supiese aprovechar el periodo de transición que conllevó el haber quedado electo en el mes de octubre y tomar posesión el 14 de enero.

A ello se agregó que el gobierno que presidió Maldonado Aguirre no tuvo ninguna capacidad ni en sus nombramientos ni en sus ejecuciones, la mayor evidencia son las casas que el presidente Maldonado Aguirre pregonó se iban a construir y a entregar antes que él concluyera su breve mandato, pero no ocurrió a pesar de que el Congreso le otorgó de recursos propios suficiente dinero para construir las casas que reemplazarán a las que se habían destruido en el Cambray 2.

En otras palabras, el 14 de enero el binomio presidencial entró y asumió sin tener ningún trabajo anticipado y, más grave aún, sin llevar un Gabinete de Gobierno fusionado, por ello es que no hemos visto ningún acto que pueda llamarse importante o trascendente.

El precio de la canasta básica alimenticia, como lo abordaré próximamente, sigue siendo el doble que la misma tiene en México, las medicinas siguen siendo carísimas a pesar de que sean las mismas empresas los fabricantes y proveedores.

La expresión barriguita llena corazón contento no se aplica cuando la pobreza continúa creciendo y la clase media disminuyendo.

El proceso de revisión y actualización de salarios mínimos tiene que haberse iniciado. Sin ser adivino, lo más probable es que, igual que en el gobierno de Berger, de Colom y de Pérez, las comisiones paritarias y la comisión nacional de salario no se pongan de acuerdo y que sea el Presidente quien en el mes de diciembre tenga que tomar la decisión respectiva.

Si llega ese caso y el aumento de salario mínimo en compensación a la inflación que se ha venido acumulando no es superior al 15%, Jimmy se habrá clavado así mismo otra banderilla porque no basta con decir que no es corrupto, que no es ladrón sino se gobierna para servir al pueblo que lo eligió.

Si medio se gobierna al amparo del consejo de personas que no buscan servir al país, ni servir al gobierno, sino solo están ahí para individualmente satisfacer su ego y quedar bien con los sectores de la cúpula de poder de donde provienen, después se lamentará.

No puede volverse a repetir que el Ejecutivo emita un acuerdo y a las 48 horas lo derogue, solo demuestra su falta de cuidado, su falta de consistencia.

Al presidente tiene que apoyársele, él tiene que rodearse no solo de lealtad sino ante todo de capacidad, de lo contrario el peso de los errores los pagará.

El decir que en Guatemala no ha habido abusos económicos es tratar de tapar el sol con un dedo, pero decir que el actual gobierno está gobernando es un error que todo el mundo se da cuenta. Presidente por su bien y el bien del país medite, piense y cambie.

¡Guatemala es primero!

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