Jesús Abalcázar López
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La verdad es que ni se lo soñaba, Jimmy Morales, que del cielo le iba a caer la dulce guayaba presidencial, aunque, en poco tiempo, también ha empezado a saborear el amargo sabor por ser “el señor del guacamolón”. Es que fue algo insólito, pensar que sería el elegido, porque habían dos o tres partidos políticos y sus candidatos, que ya se sentían a pocos pasos de la Silla Presidencial, entre ellos Sandra Torres y al que “no le tocó”, Manuel Baldizón. La verdad es que el pueblo fue implacable en expresar su sabia voluntad y así evitar males mayores que se vaticinaban como un negro presagio y hasta como una maldición para Guatemala.

Lo anterior viene al caso, puesto que el intento de participación del partido político FCN Nación y de su propio candidato a la Presidencia, Jimmy Morales, en las elecciones pasadas, estaba diseñado para seguir una ruta de crecimiento y afianzamiento político, durante los futuros cuatro años, y no se perseguía, precisamente, lograr un triunfo electoral de tal magnitud, cosa que, entonces, era realmente improbable y muy lejana de alcanzar, por lo que únicamente les interesaba incursionar y empezar a posicionarse, especialmente con una modesta bancada en el Congreso de la República y negociar algunas otras posiciones en el Gobierno, así como ampliar y fortalecer la base partidaria, tanto en la ciudad capital, como en el área metropolitana, y en los demás departamentos del país.

Pero, ocurrió todo lo contrario, al punto qué, el triunfo los agarró desprevenidos, prácticamente con los calzones en la mano, sin saber qué hacer, sin tener una inteligente planificación de gobierno, ni programas de trabajo, ni agendas, ni estrategias a seguir y sin un Gabinete previamente consensuado y estructurado. Allí comenzó el problema de la improvisación, el problema de la carencia de los insumos básicos para gobernar, entonces, también empezaron a preparar las maletas que no llevaban o que habrían olvidado y ahora les hacían falta, y, en fin, así empezó el desorden en que se han mantenido por más de ocho meses de Gobierno, que dista mucho de ser congruente, ordenado y productivo. Y es ya evidente que el Gabinete no funciona adecuadamente, puesto que lo integran personas que no han respondido a una estructura ideológica, política y económica bien definidas y preestablecidas.

En este sentido, el Presidente debería hacer ajustes en su Gabinete, para ubicar, en el mismo, a personas con mayor experiencia y capacidad profesional en los cargos, porque es notorio que hace falta mayor dinamismo, determinación y eficiencia, en algunos ministerios y secretarías. Por ejemplo en la secretaría de comunicación social, se nombró a una persona que no ha respondido a las necesidades de un adecuado interlocutor, lo que no ha favorecido al gobernante, en su actuación como enlace y vocero ante la opinión pública y los medios de información. Bien dicen, que ante la incapacidad de dar una respuesta adecuada, lo mejor es guardar silencio, para no caer en imprecisiones, desatinos o ignorancia, e incluso caer en ridiculeces, como lo fue el caso de las respuestas a varias preguntas de la prensa, incluyendo la que dio cuando se le cuestionó sobre el sueño del mandatario, en un acto público, a lo que respondió que el presidente no estaba durmiendo, sino meditando (que cinismo).

Y para terminar de complicar las cosas, surge el “tsunami presidencial familia Morales Marroquín”, que ha levantado grandes olas que empiezan a socavar las débiles estructuras de un Gobierno indeciso, que aún se tambalea sin dirección y sin fortaleza institucional. Nadie hubiese imaginado que un hijo y un hermano del “Señor Presidente” se viese involucrado en hechos ilícitos relacionados con el Registro General de la Propiedad Inmueble, donde, por gestión de José Manuel Morales Marroquín y Samuel (Sammy) Morales, hijo y hermano del Presidente, se simuló un contrato para proporcionar 564 desayunos para trabajadores del registro de la propiedad (que nunca fueron servidos), pero que si fueron pagados, mediante tres cheques por Q215,108.00, cobrados por quienes los emitieron: Q90,000.00 por Fulanos y Menganos; Q89,958.00 facturados por Sammy Morales, y, finalmente un cheque por Q35,150.00, con los que se pagó a la mamá de la exnovia del hijo del Presidente, Abdi Estrada, por las canastas navideñas, que en total fueron 585, para el Registro de la Propiedad.

Ya, hasta han corrido rumores de la posibilidad de que el Presidente pudiera renunciar al cargo, lo cual sería contraproducente por las consecuencias negativas que traería para la nación. Sin embargo, ha cometido errores por actitudes contrarias a una adecuada administración, por lo que se le recomienda cambiar su actitud para retomar la gobernabilidad y evitar consecuencias lamentables para el país. El pueblo lo eligió Presidente y tiene la obligación de cumplir su mandato, hasta el final.

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