Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Es inaudito que entre todos los Ministros de Gobierno no hubiera nadie, absolutamente nadie, que tuviera dos dedos de frente para advertirles a Morales y Cabrera sobre los efectos que tendría la suspensión de las garantías constitucionales bajo el argumento de que está lloviendo demasiado. Cualquiera medianamente entendido les hubiera dicho que en medio de la crisis causada por la posible implicación de los parientes del gobernante en el saqueo del Registro de la Propiedad, era una torpeza prohibir las manifestaciones públicas y suprimir la libertad de prensa.

El pobrecito del vocero presidencial salió explicando que para los decretos relacionados con la Ley de Orden Público hay un machote y eso fue lo que usaron. Machote él y los que firmaron el acuerdo de referencia, porque deben saber que esa Ley no dice que en todos los casos se deben restringir la libertad de expresión y la libertad de manifestación. Puede entenderse la de locomoción porque en áreas de riesgo se puede evitar el ingreso de personas y hasta obligar a los moradores a evacuar, pero ni las manifestaciones ni la libre expresión tienen nada que ver con lo que pretendía, según la excusa, el gobierno al emitir el decreto.

Siempre he pensado que los gobernantes tienen que ser muy cuidadosos con lo que dicen y cómo lo dicen, puesto que cuando se produce un exabrupto como el de Morales el lunes, atacando colérico a la prensa (antes de ponerse luego tranquilamente a bailar con el público), puede incitar a sus paniaguados a que incurran en excesos. Seguramente los ministros creyeron que al firmar esa babosada estaban quedando bien, con un chaquetazo a tiempo, como les ordenaron que lo hicieran con el clavo del hijo y el hermano.

Es mi opinión que Morales y Cabrera están, como decía Abdón Rodríguez Zea (q.e.p.d.), más perdidos que el hijo de “La Llorona” en el Día de la Madre y por lo tanto resultan siendo los menos responsables en este asunto. Pero hay Ministros que llevan años viviendo de la teta del Estado y alguna experiencia deberían haber adquirido si no es que se han dedicado a vegetar o a hacer asuntos que nada tienen que ver con el verdadero ejercicio de la sana política. Que meta la pata un comediante o uno de los Rectores de los malos tiempos de la Usac, como los dos últimos vicepresidentes, no puede sorprender a nadie, pero dónde estaban el Canciller, el Ministro de la Defensa, el de Finanzas y el de Cultura, para citar a cuatro que creen que se las saben todas, para no advertir de la brutal barrabasada que estaban por darse.

Sostengo que no hubo error y que si el decreto llega a cobrar vigencia, el día en que tengan que comparecer los parientes ante el juzgado hubiera montado un dispositivo de seguridad para evitar una manifestación pública y se hubiera advertido a la prensa de no publicar nada que alterara el orden público. Por lo menos esa fue la intención que tuvieron los más experimentados que, raudos y veloces, decidieron firmar como otra muestra más de “irrestricto apoyo” diciendo como Cantinflas: A sus órdenes jefe.

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