Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Hay una línea muy fina entre la esperanza y la desilusión.”
Harlan Coben

Con asombro leí un reportaje el fin de semana sobre medicina tradicional, cuyo desplegado se convirtió en medicina ancestral, que significa “Procedente de una tradición remota o muy antigua”; me interesó y llamó la atención por varios factores, uno de ellos, es por el impulso que la Ministra de Salud está dando a ciertos procedimientos que la medicina científica no acepta, y que considero, una forma de encontrar la cura a enfermedades cuando no existe un médico, pero que no son más que creencias populares, ya que en la práctica, significan un subdesarrollo en un área importantísima como es la salud, y que puede significar la muerte, por ejemplo, se considera una “enfermedad” el alboroto de lombrices, y la cura propuesta es embolsarlas, y sacarlas cuando pase el invierno, cuando para los parásitos existen infinidad de medicinas, es ampliamente conocido que la convivencia de estos parásitos en el cuerpo humano, por mucho tiempo, y más aún de los niños, es la muerte.

El mal del niño chipe, se dice popularmente que un niño está chipe cuando intuye que vendrá un hermanito, y esa unión con la madre puede verse afectada, soy madre, tengo dos hijas, y siete hermanos, por lo que sé que la mejor cura es el amor, si, darle amor al niño y ayudarlo explicándole las bondades de un compañerito o compañerita, que no le desplazará, aún más le acompañará es la mejor solución, sin embargo, según el reportaje (Se asume que el Ministerio de Salud) señala como la cura para este “mal”, que se eleven oraciones durante un ritual religioso.

Susto en el niño, los síntomas: Desnutrición y anemia, entre otros, se origina con los truenos en la llegada del invierno, o por un antojo no cumplido por la madre, en la época del embarazo, la “cura”: Debe llevarse con la comadrona o curandera, para que, mediante rezos y plantas medicinales, pueda extraer la energía negativa, llora sangre que la desnutrición y la anemia, se puedan tratar por medio de rezos y plantas medicinales, o que sea producto de energías negativas, si así fuera, todos los guatemaltecos deberíamos de rezar diariamente, para que el 50% de nuestros niños no mueran por desnutrición.

Mal de ojo, los síntomas son irritabilidad, diarrea, nauseas, vómitos y decaimiento, las causas de esta “enfermedad”: La mirada fuerte de un hombre ebrio, una mujer embarazada, o en período de menstruación, una persona acalorada o un perro en brama, la solución a esta “enfermedad”: Se frotan huevos de gallina en el cuerpo del niño para absorber la mala energía, pero según el reportaje en la creencia de la Ministra, se puede prevenir: El extraño debe cargar al niño y besarlo, suponiendo que queremos evitar a nuestro bebé esté mal, se lo tendremos que dar al ebrio para que lo bese o al perro en brama que seguramente no lo besara, lo lamerá.

Leo posteriormente que la Ministra de Salud, declara, que se trabaja una “Estrategia de coordinación paralela”, y se toman en cuenta los conocimientos de los terapeutas “mayas”, aseguró que ya existía en el área rural y que se busca expandirlo por los buenos resultados, lo que obvió, es que si se utilizan algunas de esas prácticas, es por el analfabetismo en que vive nuestra población del interior del país, y por la falta de médicos y recursos económicos del 80% de la población guatemalteca, que no le permiten tener acceso a salud, educación, buena alimentación, y recurren a curanderos que no les curan, de allí la gran cantidad de mortandad infantil.

Sarcásticamente y a la vez dolorosamente, el mismo día una noticia que contrasta con la magnificencia de las soluciones del Ministerio de Salud, advertía que solamente en Chimaltenango, que está más cerca de la capital, que tantos connacionales del interior del país, en lo que va del año, han muerto 192 recién nacidos.

¿Esperará la Ministra de Salud evitar las muertes con oraciones y plantas? El pueblo espera algo concreto.

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