FILE - In this Tuesday, Oct. 2, 2012 file photo, smoke rises over Saif Al Dawla district, in Aleppo, Syria. Residents in the rebel-held districts of Aleppo have a reprieve from the incessant bombings by Syrian government warplanes and the promise of an end to the crippling siege that has left produce stalls bare. (AP Photo/ Manu Brabo, File)

Damasco
DPA

Cientos de miles de muertos, millones de refugiados y daños económicos que alcanzan cifras de cientos de miles de millones: la guerra civil de Siria, que comenzó hace más de cinco años, tiene un precio muy elevado.

Desde que estalló la guerra en Siria, más de 300.000 personas han perdido la vida a causa del conflicto, según datos del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos. Otras fuentes hablan de casi 400.000 muertos. De ellos, casi un tercio eran civiles.

La guerra civil provocó uno de los mayores flujos de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial. Casi cinco millones de sirios ya han abandonado el país, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur).

La mayoría se marchó a países vecinos como Jordania, Turquía y el Líbano y cientos de miles de sirios emprendieron el viaje a Europa por la denominada ruta de los Balcanes en busca de asilo.

Además, cerca de ocho millones de personas han huido de sus casas hacia otras zonas de Siria. Por tanto, desde principios de la guerra, más de la mitad de la población ha tenido que abandonar su hogar.

Pero tampoco se deben subestimar los daños económicos producidos en la región, según afirmó un estudio de la organización humanitaria World Vision. Debido a la oleada de refugiados, los sistemas sociales de los países vecinos están saturados y se calcula que Siria ha sufrido pérdidas económicas por cerca de 250.000 millones de euros.

Esto tiene también consecuencias sociales considerables: los sistemas sanitario y educativo de Siria han colapsado en muchos lugares. Casi la mitad de todos los centros sanitarios tuvieron que cerrar y la esperanza de vida ha descendido 15 años. Además, alrededor de dos millones de niñas y niños ya no van a la escuela, por lo que la organización humanitaria habla de una «generación perdida».

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