Lo que hemos venido diciendo durante décadas en La Hora, y que a partir del caso contra el Partido Patriota y sus dirigentes se dio por llamar “cooptación”, vuelve a presentarse con el caso en el que están siendo investigados el hijo y el hermano de Jimmy Morales.

Resulta que José Manuel y Sammy Morales son solamente una parte del grupo que rodea al Presidente y de los que con una pequeña raspada, les empieza a salir su verdadero cobre. Es un equipo que no solamente está demostrando prácticamente nula capacidad para ejercer gobierno, sino que también está quedando claro que han tenido participaciones que en cualquier lugar del mundo serían razón de una fuerte, tajante y determinada oposición popular.

La única diferencia es que los niveles de cooptación entre aquellos candidatos que ganaron las elecciones anteriores a cambio de entregar los Ministerios de Comunicaciones, Energía y Minas, el INDE, la Comisión Nacional de Energía Eléctrica, los puertos, el IGSS, etc., en el caso del Gobierno actual se entregaron a personajes de menor monta como Beltetón en el Registro o los oscuros de siempre como Melgar Padilla y su rosca de la SAAS.

Pero lo que nos queda claro es que el Presidente “¿Ni corrupto, ni ladrón?” ha estado rodeado de personas que se han acostumbrado a vivir y a operar en esos entretelones del poder que generan beneficios sin importar qué institución se está saqueando.

Hay quienes dicen que al hijo de Jimmy Morales “sólo” le encontraron un caso por 90 mil quetzales. Lo que la gente no sabe es que, primero, ese es el que se sabe hasta hoy y que, segundo, seguro si hubiera sido posible la venta directa de 200 mil, un millón o 3 millones, igual hubiera acudido a su tío para conseguir facturas.

La cooptación de los gobiernos no es basada en cuánta plata deben, sino en qué tan comprometidos tienen sus principios para poder tomar las decisiones, de nación, que de verdad vengan a beneficiar a los pobladores que están entregando su vida por la violencia o por el hambre en una sociedad tolerante con la miseria y la corrupción.

Y utilizar ahora a los Ministros, encabezados por los muy cuestionados que se quedaron desde el Gabinete de Pérez Molina y Baldetti como Mansilla y Chea Urruela, viene a recordarnos que los que han practicado la política de siempre, los que nunca pierden, siguen enquistados en el Gobierno. Por supuesto, para el que roba hasta en trompos o para el que custodió los ingresos de Chévez a Casa Presidencial, lo que ha hecho el Junior, no es nada.

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