Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

Solo alguien tan indigno como Álvaro Colom podía haberle aceptado a la Organización de Estados Americanos (OEA) encabezar una misión de observación luego de que ésta sirviera de alfombra y defensora de los beliceños quienes asesinaron a Julio René Alvarado, de 14 años, hiriendo además a su padre y a su hermano de 12.

El informe de la OEA, además de decir algunas cosas que refutan los campesinos, como que iban armados, también dice que los orificios de entrada y salida que se encontraron en el cuerpo del menor dan indicios de que éste retrocedió en lugar de avanzar y que fue asesinado por la espalda. Aquí fueron muy pocos los que reaccionaron porque al fin y al cabo las vidas de los campesinos no valen nada para muchos.

Guatemala, que en un raro pero correcto arranque rechazó el informe, dijo que no pedirán disculpas y anunció que solicitarán a la OEA la ampliación del mismo. Hay mucha gente que opina que, como fue un campesino el asesinado, no hay que hacer mucha bulla y creen que el presidente Morales lo usa para desviar la atención pero en esta ocasión el mandatario y su equipo actúan de manera correcta.

Dicho todo lo anterior llama la atención cómo, el ex esposo de Sandra Torres que gobernó el país en lo que ella lo dejó al ritmo de sus caprichos, acepte algo de un ente cuyo Secretario General, en comparsa con Belice, emite un informe que provoca que los petulantes vecinos nos exijan una disculpa.

Colom se llenaba la boca hablando de las “dos Guatemalas” pero resulta que la “Guatemala profunda” como él se refería al país de los pobres, solo la usaron para armar la campaña de Torres (que cuando ya no necesitó al ex presidente le metió una patada en el trasero) y para hartarse de dinero con los negocios que hicieron en nombre de la pobreza.

Sé y conozco de la calidad de Colom, puesto que una vez lo escuché como, casi llorando, defendía al diputado César Fajardo y tras verlo cómo se arrastró durante su presidencia, no me sorprende nada, pero en eso también me acordé de Luís Rabbé y pensé que quizá, ahora que viene lo del Transurbano, el ex mandatario quiera usar el viaje a Colombia como una “salida elegante” que le permita quedarse en el extranjero para no enfrentar la justicia en Guatemala.

El evento es el 2 de octubre y veremos si al Ministerio Público (MP) le da tiempo de enderezar la causa contra Colom previo a su salida o si le dará tiempo a éste de irse. De todas manera habrá que estar pendiente de dos cosas: de su papel ante el ente internacional porque no tiene los pantalones para enfrentar al secretario general de la OEA Luis Almagro y de si finalmente regresa.

Terminando estas líneas estaba cuando fui informado de que habían asesinado a Ana Guerra Olmedo del departamento de comunicación del Hospital San Juan de Dios e inmediatamente pensé que tal acto debe tener relación con el traslado de reos y privados de libertad a los centros de salud. Urge resolver algo que demanda voluntad y que ha causando tanto dolor en la sociedad.

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