Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt

Una vez conocida la propuesta del Ejecutivo de aumentar impuestos no me queda otra que repetir el calificativo de descabellada e inoportuna la idea de los asesores del presidente Morales al proponerle que a pocos días de asumir sus funciones incumpliera su palabra empeñada, para simplemente caer en lo siempre, de exigir más ingresos, sin menear un dedo para usarlos racionalmente, como seguir castigando a los de siempre. A nadie, por ejemplo, le puede parecer justo incrementar el valor de los combustibles, subiéndole los impuestos que ya tiene, cuando hasta el más ignorante de la materia sabe que ello produce un efecto de cascada que termina afectando a todos los consumidores y, por ende, encareciendo todos los productos y servicios ¿Será justo fastidiar a quienes despedazamos nuestros vehículos por el pésimo estado de las calles y carreteras del país, porque la corrupción impide darles el debido mantenimiento?

El término “reforma” significa modificar algo con el fin de mejorarlo, es decir buscar un cambio a favor y no en contra y esto último se produce al contentarse con subir el porcentaje a quienes ya pagan el ISR y… ¿qué pasa con quienes no lo hacen? ¿En dónde queda entonces la necesidad de aumentar el número de cargadores de las andas y no seguirse contentando con apachurrar más a quienes las soportan desde hace rato? Para aumentar impuestos es muy fácil gravar el cemento, pero ¿nadie se percató que con ello se castiga a toda la población, desde los que tienen pisto hasta los que solamente tienen una enorme cantidad de carencias y necesidades? Subirle el monto a las regalías por la extracción de oro y plata, es más fácil todavía, aunque con ello desincentive la inversión como la creación de empleos. ¿A eso se le podrá llamar “reforma”?

No, no puede usarse ese término cuando no se mira ni el menor intento de mejorar, reorganizar y depurar la administración pública. Aquel espíritu que nos movilizó a manifestar los sábados bajo el sol y la lluvia, para lograr algún cambio en favor de la población se hace humo al comprobar que sigue lo mismo de siempre, más impuestos pero con la misma incapacidad y falta de voluntad para mejorar el funcionamiento del Estado para lograr, entre otras cosas, más y mejores servicios educativos, de salud, seguridad e infraestructura. Finalmente pregunto: ¿Qué funcionario o diputado le va a garantizar a José y a la María que cuando vengan de su pueblo a la capital, pagando más por el pasaje de camioneta, no los volverán a regresar con las quijadas destempladas porque no hay camas, tampoco medicinas y ni siquiera funciona el equipo de rayos X?

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