Francisco Cáceres Barrios
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La norma contenida en el inciso d) del Artículo 171 de nuestra Constitución emitida en el año de 1985 quedó plasmada la disposición que ha sido incumplida por los diputados al Congreso de la República, lo que ha traído como consecuencia que año tras año los diputados politiqueros aprueben presupuestos de ingresos y egresos para el año subsiguiente sin haber tomado en cuenta lo ocurrido en el ejercicio fiscal anterior. Hace poco, el Ministro de Finanzas declaró a la prensa que aunque se tiene previsto un aumento de recursos para el Ministerio de Salud, los mismos sólo servirán para paliar la situación crítica por la que atraviesa, la que no es un secreto para nadie y a pesar de ello, anticipó que no habrá dinero para invertir en la ampliación de la cobertura de sus servicios, asunto más que urgente para la población.
La norma constitucional citada es por demás clara y contundente al decir que corresponde al Congreso aprobar o improbar anualmente, en todo o en parte y previo informe de la Contraloría General de Cuentas, el detalle y justificación de todos los ingresos y egresos de las finanzas públicas que le presente el Ejecutivo sobre el ejercicio fiscal anterior. Entonces ¿cómo podrán autorizar lo de mañana, si ignoran lo ocurrido este año, mucho menos el anterior y peor aún de los períodos previos? Tristemente en la burocracia, hasta lo elemental es imposible, pues esto mismo se viene omitiendo sin que nadie los corrija, pese a que quienes por razones de trabajo y experiencia de sobra sabemos que no se puede planificar nada de manera correcta y adecuada si no se cuenta con el historial debidamente verificado, y si por razones de volumen o de lo intrincado de la administración no se tuviera, al menos pudieran conocer las estimaciones y/o proyecciones basadas sobre lo realmente ocurrido.
Para explicarnos mejor, el Ministro de Finanzas lo primero que debiera hacer a la hora de establecer el monto de compra de medicinas del Estado para el año subsiguiente, es determinar si lo asignado en el o los años precedentes fueron los montos suficientes y si la Contraloría informara que hubo chanchullos en su adquisición, obligaría a revisar los cálculos y determinar de manera adecuada los recursos de acuerdo a las conclusiones. Claro está que los presupuestos son estimaciones de lo que podrá necesitarse pero, si estas son basadas con la información más adecuada posible, se reducen las posibilidades de equivocarse y se logran resultados más satisfactorios pero, ¿qué puede esperarse de quienes por ignorancia o por consignas politiqueras sólo piensan como el azadón, todo para adentro y nada para afuera?