POR REDACCIÓN LA HORA
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La organización comunitaria, la participación de la sociedad civil y la función social del arte fueron clave en el renacimiento de La Morera, un barrio de la zona 1 capitalina que durante décadas permaneció en el olvido y hoy pasa por un proceso de revitalización que tiene como protagonistas a sus vecinos y un grupo de artistas.

Desde la distancia se observan los coloridos murales de La Morera que dan la bienvenida a los visitantes de un barrio que se negó a ser víctima del olvido y la exclusión, y ahora es un referente de la organización comunitaria.

Celeste Mayorga, integrante del Colectivo Emergente, explica que la revitalización del barrio es el resultado de un trabajo en conjunto de artistas, entre los que se cuenta a pintores, escultores y poetas, y los vecinos del sector, como pequeños comerciantes, amas de casa y obreros, entre otros, que forman parte del Comité Único de Barrio (CUB).

La idea de revivir a La Morera surgió hace nueve años en la Escuela de Niños Pintores Frida Kahlo, cuando un grupo de artistas pretendía intervenir un mural en un espacio público que estuviera en desuso y lo hicieron con los niños del sector, expone Mayorga.

En ese momento surgieron ideas sobre cómo, con organización, la apariencia del área podía cambiar. Y las cosas cambiaron.

En el 2014, se organizó el festival cultura Estado de Emergencia, para llamar la atención sobre la transformación del barrio; en esa actividad se involucró al CUB y más vecinos de la zona, quienes dieron su autorización para que se pintaran los muros de sus casas, hasta que se consiguió una transformación radical del espacio.

La Escuela de Niños Pintores Frida Kahlo que a lo largo de 25 años ha trabajado con el arte, en especial con la pintura y grupos infantiles, fecunda esta idea en 2015 que luego se vuelve el proyecto Murales de Primavera para recuperar los espacios públicos a través del arte como medio de transformación social y llevarlo a cabo en febrero de 2016.

Poco a poco, las paredes fueron tomando color y los vecinos se identificaron cada vez más con el barrio. «Se está generando un nuevo tejido social; la gente sabe que se debe apropiar de su espacio y se debe sentir cómoda», comenta Mayorga.

Actualmente, la organización comunitaria ha permitido que se impulsen nuevos proyectos, como los huertos urbanos, que se perfilan como la próxima iniciativa a poner en marcha por el Colectivo Emergente, aunque los integrantes de esa organización están conscientes de que eso implica capacitación y esfuerzo.

«Sabemos que los procesos son lentos y pueden llevar mucho tiempo, pero las cosas ya están cambiando y las personas lo pueden percibir de diferentes maneras; es importante que estos esfuerzos se repliquen y que la comunidad se integre cada vez», puntualiza Mayorga.

«Se está generando un nuevo tejido social; la gente sabe que se debe apropiar de su espacio y se debe sentir cómoda».
Celeste Mayorga
Colectivo Emergente

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