Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Durante tres días en Cleveland, Ohio, Estados Unidos se realizó la asamblea del Partido Republicano, en la cual, con las formalidades del caso y sin la presencia de un elevado número de dirigentes históricos de esa organización política, los delegados que se habían electo en las diferentes primarias designaron candidato presidencial y vicepresidencial para las próximas elecciones que se realizarán en el mes de noviembre en los Estados Unidos de Norteamérica.

No hay parte del mundo que no le importe y que no se vea afectada por la elección presidencial, así como la elección de senadores y diputados de ese país; para bien o para mal, es el país de mayor importancia en el mundo.

Para América Latina es sumamente determinante quienes elijan los ciudadanos norteamericanos para gobernarles los próximos cuatro años.

Durante todas las asambleas primarias el señor Donald Trump ha reflejado una personalidad indudablemente contrastante y aunque el ideal es que quienes no son ciudadanos de ese país no opinen, es imposible no hacerlo por cuanto sin duda alguna el señor Trump permanentemente ha manifestado una personalidad: “impertinente”, “agresiva”, “descriteriado”.

Impertinente porque, sin que le beneficie en sus declaraciones, ha antagonizado a las minorías que integran gran parte del electorado norteamericano. A los latinoamericanos, especialmente a los mexicanos los ha acusado improcedentemente de ser asaltantes y delincuentes, a los afroamericanos los ha menospreciado y prácticamente ha dicho que el ideal sería que no existieran en ese país.

Ha manifestado que a los musulmanes no se les debería permitir el ingreso de forma generalizada, también ha ofendido a quienes profesan la religión judía.

Agresivo, en todos sus discursos su actitud es ofensiva, retadora, casi no tiene que abrir la boca para evidenciar su prepotencia. Hace una ostentación de su riqueza.

Descriteriado, en todas y cada una de sus propuestas pretende regresar a épocas pasadas, olvidar que el mundo cada vez más se ha integrado y que la interdependencia social, económica y política es tan grande que nadie puede vivir ignorando o irrespetando a los demás seres humanos que no ostentan la nacionalidad norteamericana.

Los tres días de asamblea republicana han sido totalmente atípicos y los principales oradores no han sido destacados intelectuales políticos sino han sido los miembros de la familia Trump

Su esposa en el primer día ha hecho un discurso que en buena parte ha sido un fraude de lo que dijera la esposa del Presidente Barack Obama en el año 2004; sus hijos, uno tras otro han evidenciado que se pretende, si llegase a triunfar Trump, que Estados Unidos sea gobernado por una familia y no por una democracia.

Ante esta situación todos y cada uno de los latinoamericanos debemos meditar, debemos pedir a nuestros parientes y amigos que son ciudadanos en Estados Unidos, que se registren y voten pensando en el bien común de ellos, de sus parientes que residen en Estados Unidos y de todos y cada uno de sus parientes y compatriotas que residen en todo el mundo.

Trump es la reencarnación de un americano verdaderamente feo, por no decir monstruoso.

¡Guatemala es primero!

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