El racismo, una de las más despreciables expresiones y formas de vida del ser humano, está definitivamente atrás de la violencia policial en Estados Unidos en donde una ola de hechos violentos de agentes contra individuos afroamericanos, terminaron con estos últimos muertos a tiros sin que aparentemente hubiera razones para dichas reacciones de la autoridad.

El Presidente Barack Obama que manifestó su total rechazo al uso excesivo de la fuerza, ha terminado siendo blanco de los ataques de los radicales conservadores que consideran que la acción contra agentes en la ciudad de Dallas, donde 5 policías fueron asesinados y 7 más resultaron heridos en un ataque directo contra ellos, habría sido motivado por las palabras del mandatario.

Ese argumento es absolutamente ridículo y está apostando, igual que el candidato Donald Trump con sus permanentes discursos incendiarios, utilizar al votante de mente vacía que en la polarización y el odio puede basar sus pasiones.

En Estados Unidos hay racismo y eso lo podemos ver no solo con la raza de color sino que también con los migrantes hispanos y el odio que se fomenta contra los musulmanes.

Eso sí, la discriminación en Estados Unidos no solo es racial porque allí teníamos hace pocos meses a esos mismos radicales que despotrican contra hispanos y afroamericanos de lamebotas de quienes fueron candidatos en las primarias como Cruz, Rubio (Hispanos) o Carson. Eso sí, como ellos son “exitosos” en sus áreas, queda claro que el racismo se ve reforzado por un clasismo en el que es al pobre al que no se quiere.

Porque si los individuos de color que han sido asesinados vivieran en la famosa 5ta. Avenida de Nueva York, seguro que los comentarios de los conservadores serían distintos.

Y lo mismo nos sucede en Guatemala. Porque resulta que sobre el racismo o los principios morales, está el clasismo de una sociedad que privilegia el dinero sobre todo lo demás y acepta hasta a los “cachimbiros” corruptos cuando amasan fortuna.

El caso de Estados Unidos nos debe llamar la atención porque esto es lo que sucede en sociedades que no castigan hechos delictivos. Es un delito que un policía se exceda en el uso de la fuerza y lo peor es un Estado que no tiene capacidad de imponer el castigo correspondiente.

Y ese tipo de abusos, sumados a los que les toca vivir a nuestros compatriotas y demás migrantes, nos viene a reforzar aquel argumento de que la estructura social siempre termina funcionando para el que más tiene. Ojalá en todos lados, sirviera igual para todos.

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