Por LLAZAR SEMINI y Nicole Winfield
TIRANA / Agencia AP
La seguridad era más alta de lo habitual durante la visita de Francisco, entre noticias de que milicianos entrenados en Irak y Siria habrían regresado al país y podrían suponer una amenaza.
El Vaticano insistió en que no se habían tomado medidas especiales, pero la interacción de Francisco con la multitud fue muy diferente a la de sus viajes anteriores. Su vehículo descubierto recorrió deprisa el principal bulevar de Tirana, sin detenerse ni una vez para que Francisco saludara a los fieles como es su costumbre.
El Papa tan sólo besó a algunos bebés al final del recorrido, camino de la plaza donde celebró una misa. Policías albaneses uniformados formaban cadenas humanas para mantener a raya a la multitud, mientras los guardaespaldas del pontífice montaban guardia subidos a la parte de atrás de su coche o corriendo a su lado. El Ministerio albano del Interior prometió una protección «máxima» con 2.500 agentes policiales y patrullas reforzadas en los pasos fronterizos.
En un discurso al comienzo de su visita, Francisco dijo al presidente, Bujar Nishani, a las autoridades albanesas y los diplomáticos que acudieron, que la armonía interreligiosa de Albania es un «ejemplo inspirador» para el mundo, demostrando que la coexistencia entre cristianos y musulmanes no sólo es posible, sino también beneficiosa para el desarrollo de un país.