Burdeos
DPA
La selección española de futbol jugará mañana en Burdeos ante Croacia la última jornada del Grupo D de la Eurocopa con un doble reto: asegurar el primer puesto y mantener las excelentes sensaciones mostradas en sus dos encuentros disputados.
Las cuentas del equipo de Vicente del Bosque están claras, pues un empate le aseguraría el liderato y teóricamente un cuadro más asequible en su camino a la final, aunque esto ya forma parte de la presunción y la cábala. Para Croacia, un punto también le sirve y un triunfo le daría el primer puesto.
El centrocampista balcánico Ivan Rakitic tuvo un desliz al afirmar que «un empate viene muy bien a los dos», suficiente para generar una pequeña polémica con la posibilidad de un acuerdo entre los dos equipos. Pero conociendo a Del Bosque y su defensa permanente de la limpieza, por ahí no hay mucho conflicto que encontrar.
Adquiere más peso el interés que tiene la selección española en seguir alimentando su espíritu con buen juego y resultados, algo que necesitaba tras su decepción en el Mundial de Brasil. Ahora mismo, la autoestima es un componente químico fundamental en su gasolina.
Por eso, no parece factible que Del Bosque vaya a introducir numerosos cambios en el equipo, aunque tiene en mente refrescar el equipo. El torneo es largo y cualquier oxígeno extra siempre viene bien.
Se apunta la posibilidad de al menos tres cambios. Así, Héctor Bellerín o César Azpilicueta podrían ocupar el lateral derecho y Koke sería una opción para el centro del campo. También Lucas Vázquez tiene opciones para la banda diestra y Del Bosque estudia la opción de dar descanso a Álvaro Morata. Aritz Aduriz o incluso jugar sin delantero serían las alternativas.
Por otra parte, no parece probable que Iker Casillas vaya a ocupar el arco. A David de Gea le viene bien seguir ganando minutos para mejorar su confianza y compenetración con los defensas.
Quien no está sujeto a rotaciones es Andrés Iniesta, una de las grandes sensaciones de la Eurocopa y auténtico estandarte del juego actual de su selección.
Diferente es el caso de Croacia. Mientras la selección española tiene sanos a sus 23 futbolistas, el conjunto de Ante Cacic vive pendiente de su principal estrella, Luka Modric, lesionado en el partido ante la República Checa. No se entrenó y está prácticamente descartado, salvo sorpresa final.
Los problemas musculares del jugador del Real Madrid son un serio lastre para el conjunto balcánico, pues es su jugador determinante y el hombre que marca el ritmo de sus compañeros. Se marchó en el minuto 67, con su selección ganando 2-0, y al final la República Checa logró igualar 2-2 en los últimos minutos.
También tiene molestias el delantero Mario Mandzukic, con un golpe, aunque no lo suficientemente importante como para perderse tan importante cita para su selección.
Ahora Croacia se encuentra ante la posibilidad de emular a la famosa «generación del 98» de los Zvonimir Boban, Davor Suker o Robert Prosinecki, futbolistas que llevaron a su selección al tercer puesto del Mundial que se jugó precisamente en Francia.
El encuentro ante la República Checa también incluyó nuevos incidentes de la hinchada croata que descentraron a sus propios jugadores. «Son terroristas deportivos», denunció Cacic. La policía permanece en estado de alerta ante posibles nuevos episodios de violencia.
Otra preocupación, esta vez deportiva, es el césped del Estadio Matmut Atlantique de Burdeos. Los dos equipos renunciaron a entrenar allí en la víspera y no parece que el piso vaya a estar a la altura de lo que exige una Eurocopa.