Inmediatamente, los presidentes de las comisiones respectivas salieron a pegar el grito al cielo para descalificar la crítica que hizo Velásquez y con la que se vienen a reforzar las denuncias y recursos que han presentado individuos y grupos de la sociedad civil que han intentado regresar a un camino de lógica y transparencia el proceso que se ha convertido en un ejemplo de manipulación e injerencia con el peor descaro posible.

Hay que resaltar que uno de los presidentes, en el caso del Rector de la Universidad de San Carlos, Carlos Alvarado Cerezo, se trata de una persona que fue electa recientemente bajo fuertes denuncias de haber sido promovido por su antecesor, Estuardo Gálvez, quien es también uno de los personajes señalados de realizar reuniones para arreglar la manipulación de los listados.

En el caso de Félix Serrano, el otro presidente de la Comisión, ha sido notoria su hepática reacción ante la crítica, siendo además la persona que juega el papel de vocero para justificar las cuestionadas actitudes que han permitido que esta instancia que se creó para garantizar un proceso de transparencia, se convirtiera en lo que es: la que entrega el poder a los usurpadores de la institucionalidad y la justicia.

Naturalmente ambos personajes, hablando en nombre de sus compañeros de ambas Comisiones, rechazan cualquier señalamiento en su contra porque tienen una tarea clara y definida que no va a cambiar simplemente porque alguien haga un serio llamado a la reflexión sobre el futuro de la justicia en nuestro país.

Precisamente, es esa comisión contra la impunidad la verdadera contraparte de los postuladores y de quienes les influyen. Por eso es una partida en que las intenciones son absolutamente encontradas y en la que no se espera que haya algún acuerdo. Lo que es fundamental es que se conozcan los nombres y los rostros de quienes están cometiendo el atropello a esos intentos de mantener el secuestro de la justicia en Guatemala.

Estamos en un momento clave para el futuro del país. Si dejamos que los representantes de los poderes ocultos nos impongan a su gente, no vayamos a lamentar después que vivimos en una sociedad que no conoce de justicia. Es el momento de reaccionar y urge hacerlo con contundencia. Con determinación hay que derrotar el descaro.

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