Pues pareciera que nuestra sociedad sufre de esa misma enfermedad que le impide poner atención y mantener el hilo de las historias de principio a fin, facilitándole a los políticos y sectores de poder, hacer lo que les da la gana porque la memoria del guatemalteco en general es de excesivo corto plazo.

Hace unos días, estábamos con el tema de los niños migrantes no acompañados que se encuentran detenidos en Estados Unidos y cuya situación no se ha terminado de resolver. El tema ameritó que los presidentes del Triángulo Norte de Centroamérica y el de Estados Unidos, sostuvieran una urgente reunión para tomar medidas. ¿Qué ha pasado a partir de eso? A la sociedad pareciera haberle pasado la moda del tema.

Igual, el tema de la sequía que viene afectando a más de un millón de guatemaltecos y que hizo que como sociedad nos escandalizáramos al conocer el alcance. ¿Qué haremos para que el tema no se quede en el olvido y que seamos parte de la solución?

Pero igual es en todo. El TSE ordenó que las actividades de campaña anticipada se detuvieran, pero parece que las elecciones son en este mes de septiembre y no el próximo año; resulta urgente que los candidatos asuman el cumplimiento de la ley, pero resulta que a la ciudadanía, con déficit de atención, no le importa la desobediencia de sus futuros dirigentes.
Pero hay una razón para que la coyuntura sea presentada de manera tan especial. Guatemala es un país donde todo puede pasar y nada pasa a la vez. Es decir, puede ocurrir cualquier hecho sin que nos obligue a detenernos y revolucionar nuestra sociedad. Todo se tolera, todo se cuela.
Y lo peor es que mientras los hechos coyunturales captan la inútil atención ciudadana, los temas de verdad importantes para el futuro, pasan bajo la mesa con muy pocos ojos viendo el truco de los magos que hacen desaparecer todo en nuestro país. Así es como las Comisiones de Postulación siguen haciendo su oscuro trabajo, como la Contralora se la pasa en despedidas en lugar de presentar una investigación formal de corrupción y los tributos siguen siendo evadidos. La urgencia de la semana nos distrae, pero casi nunca resolvemos un problema del país.

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