Hoy empieza la más importante jornada popular para exigir al Presidente su renuncia al cargo tras los señalamientos que le hacen el Ministerio Público y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala por su papel en la estructura criminal de la defraudación aduanera. Nos unimos al clamor popular para que el general Otto Pérez Molina renuncie al cargo para el que fuera electo hace casi cuatro años, por considerar que es absolutamente necesario que su situación sea dilucidada judicialmente sin atrincherarse en el derecho de antejuicio.

La Hora ha sostenido que tenemos que ir más allá de lograr la renuncia del Presidente de la República, absolutamente indispensable dadas las circunstancias, porque estamos frente a un problema de gran envergadura. No es simplemente que una gavilla criminal haya llegado al gobierno a enriquecerse ilícitamente, sino que tenemos un sistema diseñado para que todos los que lleguen encuentran las facilidades para robar, para traicionar el mandato popular y burlarse de una democracia de pacotilla porque los electos únicamente asumen compromisos con sus financistas y jamás con el pueblo que les elige.

Tenemos que modificar nuestro sistema político para terminar con el secuestro que esa mal llamada clase política actual ha hecho de instituciones como el Congreso de la República, secuestro que se verá confirmado plenamente después de las elecciones cuando veamos que la mayoría de los diputados se reeligen y que los que llegan “nuevos” también compraron sus curules y asumirán el cargo de diputados con las mismas ambiciones para reponer su “inversión”, cuidando el sistema que les permite lucrar como representantes de un pueblo que, en verdad, les viene del norte.
Otto Pérez tiene que renunciar porque sus actuaciones descubiertas en las escuchas telefónicas lo descalifican total y absolutamente para ejercer el cargo que sigue ostentando frente a la presión popular. Tiene que renunciar porque él es responsable de seguir apañando con privilegios estúpidos y abusivos a la que fuera su pareja en el poder, la señora Baldetti, descansando en la Ministra de Gobernación que, por defender el chance, estira e inventa argumentos para justificar el trato extraordinariamente preferencial que dan a esa acusada de gravísimos delitos.

Pero con Otto Pérez se tiene que ir un sistema de corrupción que libra sus últimas batallas para sobrevivir. Las actuaciones de los políticos y los nombramientos hechos por el Presidente muestran cómo se parapetan los beneficiarios del sistema podrido para defender lo indefendible y confirma que están dispuestos a defenderse codo a codo.

Presidente, renuncie ya no por bien del país, que no lo reconoce, sino para permitir que funcione la justicia que no se detendrá y que hoy o mañana, rompiendo el muro de impunidad, habrá de alcanzarlo.

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