En La Hora valoramos los aportes que hizo la doctora Claudia Paz y Paz para fortalecer la lucha contra la impunidad, pero siempre cuestionamos que en el tema de la corrupción hubiera tan poco esfuerzo, no digamos avances, porque ese era un vicio que iba de la mano de la impunidad. Sus funcionarios nos dieron explicaciones sobre las dificultades técnicas que según ellos existían para seguir la pista del dinero de la corrupción, pero la verdad es que no hubo ninguna fiscalía tan inútil como la que se había asignado a la persecución de los corruptos.

Haya sido porque el pacto político para su elección así lo impuso o porque realmente no había capacidad, el caso es que mientras en otras áreas se avanzó satisfactoriamente, en el tema del saqueo del Estado no hubo ni un paso adelante, cuestión que señalamos en su momento, aun cuando estábamos apoyando su inclusión en los listados de la postuladora. Porque le reconocimos enormes méritos y le pedíamos que, de ser nuevamente designada para dirigir el MP, pusiera atención al tema.

La elección de la Fiscal Thelma Aldana la recibimos con escepticismo por el hecho de sus vinculaciones con alguna gente de la UNE que tiene pasado oscuro. Sin embargo, hemos ido viendo que su voluntad política es enorme para trabajar en temas delicados y que no sólo acompaña a la CICIG en sus esfuerzos contra la impunidad, sino que ella misma impone una agenda a sus fiscales para hacer lo propio. La Fiscalía de Delitos Administrativos dejó de ser un slogan tan burdo como el de la Secretaría de la Transparencia dirigida por Baldetti. Hoy es una fiscalía que avanza, que cumple con investigar casos que han sido denunciados hace muchos años, como el de la Riviera, la cadena de tiendas de puerto libre en el aeropuerto La Aurora, contra las que luchó tantos años el señor Eugenio Fernández, quien no encontró eco más que en La Hora para denunciar el trinquete hecho por el Superintendente de la SAT de tiempos de Colom.

Y casos como este abundan, empezando por el asqueroso negocio de la Terminal de Contenedores de Puerto Quetzal concretado por quien fue interventor de esa empresa estatal.

El hecho de que la acusación anunciada hoy contra el Superintendente de Administración Tributaria en el gobierno de los Colom reafirma que nuestros temores iniciales respecto a la señora Aldana fueron infundados porque este golpe demuestra que la corrupción no es sólo de uno o dos partidos sino que alcanza a todos.

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