Un dicho muy chapín es el “verle la cara de mula” a alguien que no logra darse cuenta de las ventajas que sobre él toman otras personas o aquellos a quienes no les queda otra que a pesar de notar dicha ventaja, se quedan callados porque no quieren entrar en conflicto con quienes se aprovechan de su condición de más fuerza o su falta de principios.

Y eso es lo que nos termina sucediendo como sociedad permanentemente porque nos damos cuenta que los descarados y las prácticas del abuso son el común denominador de un grupo que controla el poder y la institucionalidad del país sin que haya otro poder capaz de enfrentarlos.
Allí está el caso de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia que tanto en sus versiones nuevas como viejas han sido efecto de la manipulación para que terminen beneficiando a los poderosos de siempre que son quienes les han colocado en esos puestos para garantizar lo que pasa y lo que queda en la obra maestra que se llama impunidad y que es la chamarra que cubre la corrupción con el altísimo costo de permitir la violencia y la inoperancia casi absoluta de la justicia.

La Corte que está por asumir es igual que la Corte de Constitucionalidad que está en ejercicio y que se tiene que comprometer a cumplir con las facturas que tienen pendientes. Porque no hay otra razón lógica de explicar que a la manipulación, al secuestro institucional, a la mala práctica y a la ilegalidad se le dé lugar en las instancias judiciales.

Pero allí va el ciudadano, en su mayoría, sin decir nada porque pareciera que no le afecta y no se quiere meter a cosas cuando se enteran que hay quienes están con el descaro que mostraron desde el primer día los presidentes de las Comisiones de Postulación, sacrificando guatemaltecos con tal de mantener el muro de impunidad.

Y tal es la cara que nos quieren ver que ahora hasta sale ese diputado cuestionado, Gudy Rivera, haciendo las negociaciones para la aprobación del presupuesto de igual manera que la UNE pone a su diputado abanderado en manipulación de la justicia, César Fajardo, en la junta directiva.

Pero no es un tema que se quede solo en la justicia. El Tribunal Supremo Electoral anda diciendo que no se puede hacer campaña anticipada y todos los partidos hacen giras permanentemente sin que haya poder de Dios o suspensión capaz de detenerlos. Somos un país en que lo malo se hace sin consecuencias porque es tan sencillo que pase el día y solo nos quede esa cara que tan fácil nos encuentran.

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