Y es que es muy peligroso cuando un poder del Estado intenta meter las manos sobre otro. Es por ello que la independencia de poderes es uno de los pilares de cualquier estructura democrática y debería ser motivo de compromiso por quienes son llamados a liderar los destinos de las naciones.
Porque el problema es que cada uno de los mandatarios que ha llegado al poder, cree que es el dueño no solo de los fondos y de los bienes del Estado, sino que parece que creen que se han convertido en miembros de la monarquía por lo que su poder es casi absoluto y su período perpetuo.
Lo que no recuerdan es que son cuatro años los que estarán allí y que ahora que están en el poder, solo dejan colocados a los mañosos que posteriormente tendrán también precio para los que vengan y continuará el debilitamiento institucional que es el que, al final, permite la corrupción y genera la impunidad que nos mantiene de rodillas.
Y podría ser que el caso del amparo provisional tenga un sustento legal sólido, pero las acciones que hemos visto que se toman a pesar de las sonoras y permanentes denuncias de la manipulación e injerencia en el sector justicia, nos hace pensar mal de cualquier fallo que venga a beneficiar algo que, como en este caso, evidentemente contravino el ordenamiento a partir de la Ley Electoral y de Partidos Políticos.
Se puede pensar que al fin y al cabo es un problema derivado de la ostentosa y burda campaña anticipada que hacen prácticamente todos y por lo tanto no es un asunto de gran relevancia, pero el hecho de que se ampare a quienes son señalados de manipular la designación de magistrados es terriblemente grave.
Es muy peligroso meter las manos en la institucionalidad de la justicia porque, lastimosamente, tarde o temprano esa carencia de un sistema fuerte nos termina alcanzando a todos. La mejor muestra es que la bancada oficial y el partido que encabeza las encuestas, enemigos acérrimos en todo, se abrazan para apropiarse de las Cortes. Repetimos, es muy peligroso.
